Es un don del Espíritu Santo que es dado en determinadas y especiales experiencias de Dios, o sea, en una oración profunda, en una reflexión, en una inspiración y se concretiza en una misión (tarea) a ser realizada a favor de los otros.
En el caso de una Congregación Religiosa, el Carisma es el del fundador y es vivenciado en común por los seguidores de este mimo fundador.
A determinada y especial experiencia de Dios, concretizada en una misión, se fundamenta en el Evangelio de Jesucristo y en una real necesidad de la Iglesia, por ejemplo: juventud, enfermos, pueblo simple, etc.